ELECTRONES CON SENTIMIENTOS
27/09/2021
Es curioso que a pesar de que los bancos centrales tienen como uno de sus principales objetivos controlar la inflación[1], esta siga siendo uno de los fenómenos peor entendidos de la economía[2].
Aun así, que sea importante para los banqueros centrales, no significa que también nos deba importar a nosotros. Por lo tanto, la primera pregunta que debemos hacernos en cuanto a la inflación es:
¿Por qué debe importarnos la inflación[3]?
Imaginemos que tenemos 100 euros en el banco y comer de menú nos cuesta 10 euros, eso supone que con esos 100 euros tendremos para comer 10 días. El problema viene si los precios suben[4] y al cabo de un año el menú pasa a costar 11 euros. En ese caso, nuestros 100 euros siguen siendo 100 euros, pero ahora solo nos valen para comer 9 días y dejar 1 euro de propina. Esta subida de precio se denomina inflación y ha hecho que comamos menos días, aunque tengamos el mismo dinero[5]. De cierta forma “invisible” nos ha hecho menos ricos.
Por eso nos debe importar la inflación, porque mide cómo cambia a lo largo del tiempo el número de cosas que podemos hacer con nuestro dinero. Dicho de otro modo, la inflación mide la subida o bajada de los precios que pagamos[6].
Una vez entendido esto, podemos ir al objetivo del artículo, que es entender cómo se produce la inflación y por qué es tan importante controlarla. Es bastante evidente que la primera razón por la que pueden subir los precios de las cosas es porque no haya suficientes cosas. Si no hay comida para todos, el precio de la comida sube.
Si eso fuera todo, no habría ningún misterio. Pero no, la inflación es un tema complicado porque también depende de lo que todos y cada uno esperemos que va a pasar con los precios.
Por ejemplo, si sube el precio de cualquier producto, pero todos confiamos en que es algo temporal, no nos apresuraremos a comprar más de lo necesario y, por lo tanto, ayudaremos a que su precio no suba más.
Sin embargo, en el momento en el que empezamos a creer como sociedad que su precio va a subir, nos apresuraremos a comprarlo antes de que suba, eso hará precisamente que su precio suba, esa subida confirmará nuestros miedos, eso hará que volvamos a apresurarnos y el precio vuelva a subir, y así sucesivamente en un ciclo difícil de cortar[7].
Otra razón que puede iniciar un círculo vicioso similar es que la política de los bancos centrales de imprimir dinero como si estuvieran en el Monopoly, haga que la gente pierda la fe en el valor del dinero y prefiera tener cosas en vez de dinero .
Esto último se denomina hiperinflación y es lo que ha pasado en países como Zimbabue y Venezuela. Por mucho que pueda ser gracioso hacerse una foto con un billete de Zimbabue con más de 10 ceros, creednos cuando os decimos que el resultado no es bonito para los habitantes del país.
Es un gran misterio en qué momento cambia la mentalidad de la sociedad, se pierde la fe en los bancos centrales y se ponen en marcha estos círculos viciosos. Ya nos gustaría que fuera algo fácil de predecir, pero no es posible porque depende de los sentimientos de la gente y de cómo unos interactuamos con otros.
Si alguna vez os habéis asombrado ante el éxito de un cantante que consideráis claramente malo, pensad que su éxito viene también de esa impredecible interactuación entre los sentimientos de la masa.
Como dijo el Premio Nobel de Física Richard Feynman: “Imagínate lo que aumentaría la dificultad de la física si los electrones tuvieran sentimientos.”
Ahora entendemos por qué la tarea de los bancos centrales es tan importante y difícil, y por qué deben tener cuidado de no usar erróneamente sus “poderes maradonianos” y provocar que perdamos la fe en su capacidad de controlar la inflación.
Como le decía su tío Ben a Spiderman:
“Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”
[6] Otra forma de verlo es que la inflación mide cómo cambia el valor del dinero frente a las cosas.
[7] Por eso las expectativas de inflación son tan importantes.
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