LA INFLACIÓN ES COMO LA PASTA DE DIENTES
20/04/2022
Seguramente la palabra que mejor defina la situación actual sea confusión. Todos estamos confusos sobre las posibles consecuencias que la guerra y las sanciones van a tener sobre la inflación y la economía.
Una buena prueba de la confusión general es el comportamiento del precio del petróleo, que en poco más de un mes ha hecho varios viajes de ida y vuelta entre 100 y 130 dólares por barril.
El petróleo demuestra también por qué es tan difícil hacer predicciones en sistemas adaptativos complejos. En el caso concreto del petróleo no sabemos, por ejemplo, si Putin va a decidir dejar de vendernos petróleo, si nosotros vamos a decidir dejar de comprárselo, si un precio alto de 130 dólares hace que alguien en algún sitio del mundo que no estaba produciendo petróleo empiece a hacerlo o si hace que alguien que lo estaba consumiendo deje de hacerlo. Así cualquiera hace una predicción.
Lo que está claro es que la inflación sigue subiendo y preocupando. Este mes su efecto se ha visto en los bonos de gobierno, el bono americano a 10 años ha pasado de una rentabilidad anual de +1,70% en la primera semana de marzo a una de +2,50% durante la última y el alemán de -0,07% a +0,59%. Eso ha supuesto una bajada en el valor de mercado de estos bonos y pérdidas temporales para sus inversores[1].
Los bancos centrales llevaban unos años diciendo que no pasaba nada si había un poco de inflación. Pues bien, parece que han conseguido tener inflación, pero como dice un proverbio chino: “ten cuidado con lo que deseas, porque a lo mejor se cumple”.
Ahora han pasado los suficientes meses de elevada inflación como para que los bancos centrales no puedan seguir engañándose a sí mismos y están empezando a dudar de si la inflación es como la pasta de dientes, una vez que ha salido del tubo no puedes volver a meterla dentro.
Por eso el banco central americano ha subido tipos en marzo y ha dicho que va a actuar con fuerza contra la inflación. Su homólogo europeo todavía se resiste, pero evidentemente su subida está más cerca de lo que estaba hace un año.
¿Cómo nos afectan las subidas de tipos?
Estas subidas nos afectan de muchas formas, pero la más clara es a través de los precios de los activos, especialmente de los activos que compramos con deuda, como nuestras casas.
Por ejemplo, con 1.500 euros mensuales disponibles para pagar una hipoteca, nos podemos permitir una hipoteca de 500.000 euros si el tipo de interés es de 0,5%[2] y de 400.000 euros si el tipo de interés sube al 2%. Es decir, con los tipos al 0,5% en vez del 2% nos podemos permitir pagar un 25% más por una casa, aun manteniendo el mismo pago mensual. Al revés también aplica, claro.
Así es como los bancos centrales enfrían la economía frente a la inflación y como, a veces, provocan recesiones. Como siempre, es difícil saber si esta vez pasará o no, de ahí la confusión.
[2] Y la hipoteca es a 30 años.
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