"IMPORTANTE EL PRECIO ES, MI JOVEN PADAWAN"

23/02/2021

 

Un día de nuestra adolescencia entramos en clase y el profesor de economía saca un billete de 100 euros del bolsillo y nos dice:

 

“Vamos a jugar a un juego, este billete se lo va a llevar aquel de vosotros que más pague por él. Empecemos la puja”.

“10 euros”, dice Manolito, “así hago un por 10 en mi inversión”.

“¡Estas flipando!, 20 euros”, dice Jaimito, “así hago un por 5 en mi inversión”.

“50 euros”, dice Martita, “a mí me vale con doblar, esto es dinero regalado”.

“Muy bien”, dice el profesor, “fijaros que la operación no cambia: vais a recibir 100 euros; pero la rentabilidad que consiguen Manolito, Jaimito o Martita es totalmente distinta. La rentabilidad no depende de mí oferta, sino del precio que pagáis por ella.[1]

 

Esta lección se nos queda grabada en la cabeza. Menos mal, porque la necesitaremos cuando seamos mayores.

 

Pasan los años y a finales de 2011 decidimos prestarle 920 euros a poco más de 10 años al gobierno español. Las condiciones que nos ofrece España son de una rentabilidad del 7% al año. Esto supone que entre noviembre de 2011 y enero de 2022 obtendremos 1.596 euros[2], parte con pagos año a año[3] y mucho con la devolución final del préstamo[4].

 

Una vez comprado el bono, decidimos hacer caso a Invertips y no mirar su evolución más que una vez al año.

 

El caso es que llegamos a septiembre de 2016 y al hacer la revisión anual vemos que ya hemos recibido 245 euros en pagos periódicos. Además, preguntamos a qué precio cotiza nuestro bono en el mercado y nos dicen que podemos venderlo por 1.344 euros[5].

 

Buscamos un poco y una calculadora de internet nos indica que la rentabilidad que llevamos obtenida con el actual precio de mercado no ha sido del 7% al año que pensábamos, sino del 13%.

 

Maravillados, lo primero que nos pide el cuerpo es comprar más bonos, dado que van mejor de lo que esperábamos. Pero entonces recordamos la lección de nuestro profesor y escuchamos su voz en nuestra cabeza como si del maestro Yoda se tratara: “Importante el precio es, mi joven padawan. La operación no cambia, solo el precio que pagas por ella”.

 

“Importante el precio es”, murmuramos mientras recuperamos nuestras notas iniciales. Dichas notas confirman que en total íbamos a recibir 1.596 euros y que si sumamos los pagos periódicos y el precio del bono, ya hemos recibido 1.589 euros.

 

Lo pensamos un poco. Hay una cosa que sabemos seguro: ¡La operación no cambia!

 

Si esperamos a 2022, en total vamos a recibir 1.596 euros, no hay forma de que eso cambie, haga lo que haga el mercado.[6]

 

Es decir, debido a la subida del mercado, en 5 años hemos ganado prácticamente todo el dinero que íbamos a ganar en 10 y en los siguientes 5 solo vamos a ganar 7 euros.[7]

 

Ahora nuestra conclusión es la opuesta a la inicial: El hecho de que hayamos obtenido casi el doble de rentabilidad de lo esperado no es bueno de cara a futuro, sino malo. Ya no tenemos un bono a 10 años que da un 7% al año, sino uno a 5 años que da un 0,1% al año.[8] Hemos recibido rentabilidades futuras por adelantado.[9]

 

Ahora lo vemos claro. Decidimos vender, usar el dinero en inversiones más rentables y escribirle una carta a nuestro particular maestro Jedi agradeciéndole sus enseñanzas. Gracias a él sabemos que el precio que pagamos por un activo influye en la rentabilidad que obtendremos de él.

 

 

 

[1] Para aquellos que no lo hayan hecho, recomendamos leer nuestra serie sobre canicas en la que explicamos cómo funcionan los bonos, las acciones y los fondos de inversión usando un juego de canicas.

[2] Este bono y todos los datos usados aquí son reales, por eso las cifras no están redondeadas.

[3] Esto se denomina cupón.

[4] Esto se denomina principal.

[5] Contando la parte del cupón que se lleva acumulando desde finales de enero de ese año y se pagaría en enero del año siguiente.

[6] Asumiendo que España cumple el contrato, claro.

[7] Como hemos dicho, este es un ejemplo real. No obstante, podemos imaginar un universo paralelo en el que en 2016 nuestro bono vale 700 euros en vez de 1.344 euros. Eso supondría que nuestra rentabilidad habría sido de menos de 1% en los primeros 5 años, pero también supondría que en los siguientes 5 ganaríamos 651 euros en vez de 7 euros, lo que supone una rentabilidad de 14% en vez de 0,1%. El resultado en agregado no cambia, en todos los casos acabamos recibiendo 1.596 euros. Precisamente por eso el hecho de empezar perdiendo dinero lo vuelve una inversión más interesante.

[8] Como vimos en un fondo de canicas, esto es igual para un fondo de inversión que solo tuviera este bono y no lo vendiera, el fondo nos habría dado un 13% al año entre 2011 y 2016, pero eso no es bueno de cara a futuro, porque nos va a dar solo un 0,1% los siguientes 5 años.

[9] ¿Está pasando esto con las acciones también? Sin lugar a duda, especialmente en EE.UU. Lo que pasa es que con las acciones es más difícil de medir porque nuestro profesor no nos ofrece 100 dólares sino lo que gane una empresa a lo largo de su vida, que por definición es desconocido y puede subir o bajar. Puesto que es desconocido, es mucho más fácil especular con las acciones, porque se pueden crear historias de riqueza que luego no se cumplan. Lo que está claro es que si lo único que cambia en una empresa es el precio de su acción, a mayor precio menor rentabilidad futura y viceversa.

 

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