RIESGOS QUE MERECE LA PENA ASUMIR EN LA INVERSIÓN
26/07/2024
Minuto 94 de partido y el equipo del que eres portero va a sacar un córner perdiendo 1-0 la semifinal del campeonato más importante de tu barrio. Miras a tu entrenador y él asiente, así que subes a rematar.
Tu compañero saca el córner justo cuando tú estás entrando en el área como un toro y, mientras estás suspendido en el aire esperando a que llegue el balón a tu cabeza, empiezas a reflexionar:
¿Qué hago yo rematando un córner? ¿Qué pasa si fallo y el equipo contrario mete un gol fácil desde el centro del campo?
Nada, no pasa nada, porque ya íbamos perdiendo 1-0 y quedaba menos de 1 minuto de semifinal.
Lo que has hecho no tendría sentido en el minuto 10 o si fueras ganando, pero es perfectamente razonable en la desesperación del minuto 94.
Nuestra necesidad de asumir riesgo cambia con nuestras circunstancias.
Asumir menos riesgo del necesario en la inversión
El que tiene todo el dinero en la cuenta corriente con independencia de su horizonte temporal es como el que sigue sin atacar cuando va perdiendo en el minuto 94, está asegurando la derrota. En su caso la derrota frente a la inflación.
Por otro lado, si tenemos un objetivo financiero concreto y necesitamos una rentabilidad de más del 5% para obtenerlo, tendremos que invertir en activos que puedan proporcionárnoslo, aunque eso suponga asumir más riesgo[1].
Asumir más riesgo del necesario en la inversión
Pero también podemos pecar en el otro sentido. Si vamos ganando 3-0 y vamos a lo loco a meter el cuarto gol, le damos al otro equipo la opción de remontar.
Si tenemos la suerte de tener muchísimo dinero y nos vale con tener una rentabilidad media, no tiene sentido que asumamos más riesgos para intentar conseguir una rentabilidad por encima de la media. Sobre todo, no tiene sentido que usemos deuda para mejorar nuestras rentabilidades.
Como dice Warren Buffett: “No hay que arriesgar lo que tienes y necesitas para conseguir lo que no tienes y no necesitas.”
Por eso es importante que distingamos entre riesgos que compensa asumir y riesgos que no compensa asumir y no engañarnos a nosotros mismos cuando lo hacemos.
Subir a rematar ese córner era un riesgo que sí merecía la pena asumir, aunque lo fallaras. Veinte años después en tu barrio todavía hablan del salto que diste, un salto que te mantuvo en el aire lo suficiente como para tener esta importante reflexión.
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